Se acabó.
Hoy te vi, gracias al reflejo del espejo; estabas en la esquina dentro del clóset escondiéndote de la luz. tan diminuta y pequeña que quien te viera sentiría lástima y tendría ganas de llevarte a casa para que allí estuvieras mejor.
¿Qué sentí yo? Orgullo, felicidad, emoción.
Y decidí dejarte ahí encerrada para que este sentir me dure toda la vida, para que jamás vuelvas a hacer daño.
Ni a mí, ni a nadie.
Y tal vez justo ahora estés haciendo un desastre ahí dentro con tal de regresar a mí; pero se acabó.
Puedes destruir mi clóset, pero jamás volverás a destruir mi vida.
Hoy me libero de ti, y te hago el favor de liberarte de mí; ya nada nos une -y honestamente nada lo hizo desde el principio-, y aunque innumerables veces dijiste: "No puedes vivir sin mí"...
Hoy te demuestro que sí.
No sólo puedo hacerlo, sino que amo vivir así: libre.
Y hoy más que nunca.
- Palabras con Café.