Ahora.

Si bien, yo sé perfecto que el planeta es redondo; y que es necesario aflojar nuestra soga, para que los daños hechos por la misma, curen y sanen.

Una palabra:
Volviste.

Una pregunta:
¿O yo regresé a ti?

Respuestas:
Ninguna.

¿Tus heridas ya sanaron?
Las mías no del todo.
Aún hay días en los que despierto mirando el portaretrato vacío en mi buró, preguntándome si fue buena idea haber quitado nuestra foto y hoy día, utilizarla como separador de un libro que no volveré a leer jamás.
También; hay noches en las que decido, de un momento a otro, que tu ropa me viene bien como paño de lágrimas y entonces... Me dejo caer.

¿Tu corazón ya me perdonó?
El mío ni siquiera pudo detestarte. Por más que lo intentó.
Siempre le pareció estúpido y cobarde intentar odiar la felicidad.
Porque eso eres.
O eras.

¿Y tú?
¿Ya me disculpaste?
Yo no me molesté en hacerlo.
Porque, cariño; lo único que había que disculpar fueron las casi cuatrocientas noches sin ti. Sin mencionar la falta que hiciste al momento de andar por la calle y juzgar la apariencia de las personas.
Y, ya lo hice.

¿Ya estás bien?
Espero que sí.
Porque yo, ahora lo estoy.



- Palabras con Café.


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