A ti.
Nunca he sido fanática de los planes a futuro, porque me asusta.
Ridículo, ¿no? Y tú pensarás que quizá exagero, que estoy siendo irracional, que necesito madurar.
El futuro me asusta.
Y diciendo futuro, no me refiero a los próximos veinte años; también hablo de las siguientes quince horas.
Me asusta sentir mi hogar en los brazos de alguien que sólo el destino sabe si mañana me verá de la misma forma que lo hace hoy.
"¿Por qué siempre estás tomando fotos?"
Es la pregunta que más me hace la gente después de los diez "click" en el botón de captura.
Por esto.
El futuro me aterra; y más ahora que mi presente es perfecto.
Que tengo la lealtad, la felicidad y la paz de mi lado.
Me aterra pensar que un día llegaré al colegio y mi mejor amiga no estará sentada a mi lado.
Así como da miedo siquiera imaginar que en algunos años, no estaré fumando cigarrillos todas las mañanas con mi mejor amigo.
Más que aterrada por el tiempo, me asustan las personas. Sus cambios, sus ganas de volar y jamás regresar.
Porque sé que puede pasar, sé que se pueden ir.
Porque yo lo he hecho, y me lo han hecho a mí.
Es inevitable, lo sé.
Y siento que tengo de nuevo siete años con este miedo tan absurdo.
Por esto tomo fotografías más de lo que me gustaría admitir.
Para no olvidar.
Para que si los años me lo exigen, las fotos me lo impidan.
El futuro me asusta.
Porque soy feliz ahora, aquí.
El futuro me asusta porque no sé si llegues a estar ahí.
Despreocúpate, que cruzo los dedos todos los días para que siempre sí.
- Palabras con Café.