Soledad acompañada.

Me he ido y me han dejado; sin decir nada, lentamente, sin mirar atrás. 
Me ha tocado la parte dura, esa que se encarga de aplazar cualquier recuerdo, y es capaz de revivirlo una y otra vez. O que simplemente se presenta de la manera más dura; mostrándote como todos pueden avanzar, pero tú no. Hoy no.


Me ha tocado también, hacerme amiga de quien te va enseñando cosas diferentes, de ese que dicen que cura todo, lo hace más fácil y hasta de él se aprende. 
Tiempo, le llaman. 


Y es que a mí, no me ha ayudado exactamente como me lo han prometido. Pues aún no me arranca pequeñas piezas que quizá ya no formen parte de mí, pero les gustó quedarse.
Como un recuerdo.
Y de esos tengo miles, buenos y malos. Pero he pensado que no estaría mal deshacerse de unos cuantos.


Así como también, he pensado que quizá no necesito que me los arranquen. No quiero deshacerme de lo que me forma o lo que me hace; pero tampoco quiero tener recuerdos de quien no está y sobretodo, a quien no le hago falta.


¿Me gusta mi soledad? Me encanta, pero creo que nunca está de más un pedacito de compañía.
De esa sincera, que no se va y que jamás deja que te vayas tú.



 

                                                                                                               - Palabras con café.

Entradas populares

Sei.