Problemas compulsivos.

Pasa, por favor. Entre todo este desorden, hay un camino libre a mi habitación. 
No te preocupes, no hay ratas ni bichos buscando abrigo.

Ya estamos aquí, y sé lo que piensas: "Demasiadas cosas para nada". No, mi amor; no es un "para nada", aunque este desorden así lo haga parecer.

Creíste conocerme del todo y hoy te das cuenta que no es así. Sí, soy una acumuladora compulsiva, y estoy consciente de cómo me hace lucir todo esto.

Sé también, que en un sentido práctico, ya no necesito nada de estas cosas. Pero tú sabes que uno de mis mayores problemas; es que yo nada olvido.
Y tengo un absoluto terror a olvidar todo gradualmente.

Mantengo todas estas cosas inútiles, porque me recuerdan pedazos especiales de mi vida. Por ejemplo:

Ese collar, me recuerda a Esther. Mi primera mascota; aún cuando yo era la mascota preferida de mi primo el mayor.

En ese cajón, están algunos de los primeros dibujos que hice en la primaria. Mi maestra se quedó con varios, porque le encantaban.
Y yo perdí la habilidad de dibujar.

En aquél frasco, están papelitos y chocolates rancios que me regaló un chico del que hoy, sólo recuerdo su rostro pero no su nombre.

En la pared; escondido tras ese mueble, está un póster de un concierto de pop. Al que fui con unos amigos a ver a una banda que jamás me gustó.


Mi problema no es que yo sea una acumuladora compulsiva, pues estoy más que dispuesta a deshacerme de este desorden que es mi vida. 

Mi problema es el miedo al olvido. Miedo a olvidar que la vida es aquí y ahora.

Mi problema es el miedo a que me olvides. El terror que me causa llegar algún día a olvidarme de osos ojos claros en los que ahora me estoy reflejando.

Por eso, y sin detenerme a pensarlo; he decidido ahogarme en ellos para que nunca me alcance el olvido.




- Palabras con café.


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