Una estadía permanente.
A ti, mi rayito de luz.
Que sin decírtelo, sabes que esto es para ti. Porque el destinatario sale sobrando si el contenido es evidente; donde sin decir nada, intento expresarte más de lo que debo.
Porque las gracias no me son suficientes, cuando tu compañía me devuelve a la vida. Pues en una sonrisa, me das una eternidad de tranquilidad.
Porque bien pudiste haberte seguido de largo, haberme dejado pasar; pero decidiste darme una oportunidad. Porque bien sabemos, que aún hay demasiado por enfrentar, conocer y superar.
Porque sé que si el mundo, me suelta la mano izquierda. Tú, mi rayito, siempre me estarás tomando la derecha. Pues somos un triángulo, y no precisamente por ser un tres.
Porque ahora sí que valoro cada momento, y agradezco el tenerte de nuevo.
Sólo una cosa si te pido, y sé que no es la primera vez que lo hago:
No me dejes, rayito.
Quédate aunque explote en lágrimas, rompa en ira y muera en silencio. Quédate para seguirme iluminando los días, los años, la vida. Para seguirme enseñando lo bueno, lo sano, lo real.
Vaya regalo que me han dado, volviéndote a poner en mi desastre; en mi vida.
Palabras con café.